El Yoga de Sri Aurobindo y La Madre


    No es una religión ni un sistema moral o mágico.
Un vasto horizonte de Luz, Conocimiento y Ananda se abre para quien quiera sumergirse  en esta fuente que nos acerca a la Inmortalidad.

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   Dos son los pilares que sustentan el viaje yógico que comenzó Sri Aurobindo y culminó La Madre:

• El primero, es el concepto evolutivo de la Consciencia Divina en el ámbito terrestre. Como muy bien resume su famosa frase:

Toda la vida es Yoga


  La cosmovisión aurobindiana habla de la Materia como una involución del Espíritu, una condensación vibratoria gradual de la Fuerza-Consciencia Divina en un universo de planos jerárquicos yuxtapuestos desde el plano más elevado (SatChitAnanda) hasta que "toca fondo" en la Materia misma. Y aquí viene la clave: esta involución supuso la aparición de la dualidad y la Ignorancia, la Mentira y el sufrimiento (términos muy manejados por Sri Aurobindo y La Madre). Sin que podamos conocer Sus motivos, el Divino, por amor a Su creación, decidió paliar este estado insuflando en el seno de la Materia la semilla de Su propia Consciencia. Así que esta Presencia oculta "empuja" a la Materia a evolucionar.
  Por tanto, este Universo se encuentra ahora en el ciclo contrario (expansivo-evolutivo) en el que se fue pasando poco a poco de un estado mineral inerte a uno que permitió la llegada de las Fuerzas Vitales que propiciaron la aparición de pequeños organismos unicelulares hasta la evolución superior vegetal y animal. En este último peldaño en el que estamos ahora surgió la humanidad como vaso receptor de una nueva Fuerza, en este caso la Mental.


Si los hombres no existieran y todos fueran brillantes dioses,
podría entonces perderse el escalón intermedio
mediante el que el espíritu despierta en los vientos de la Materia
aceptando los circuitos de la Vía intermedia
para a través de duro trabajo y lentos pasos eónicos
alcanzar la resplandeciente orla milagrosa de Dios,
en la gloria de la Superalma.
Mi voluntad, mi llamada está allí en los hombres y en las cosas;
mas el Inconsciente yace en el grisáceo dorso del mundo
y atrae hacia su pecho de Noche y de Muerte y de Sueño.
En su tenebroso y mudo abismo aprisionada
permite a una pequeña consciencia que escape
mas celoso de la luz creciente la retiene
próxima a los oscuros bordes de su caverna
como si una afectuosa madre ignorante mantuviera a su hijo
apegado a sus faldas de Nesciencia.
El Inconsciente no podría leer sin la mente del hombre
el misterio del mundo que su sueño ha engendrado:
el hombre es su llave para abrir una puerta consciente.
Mas todavía lo mantiene acunado en su abrazo:
traza su círculo gigante alrededor de sus pensamientos,
cierra su corazón a la Luz suprema.


Sri Aurobindo - Savitri - Libro XI, Canto I,


  Para Sri Aurobindo somos seres en transición, ya que el proceso no finalizará hasta que regrese al punto culminante de SatChitAnanda. Quedan planos superiores todavía hasta ahí, por lo que han de aparecer seres que puedan ir encarnándolos. 
  Puntualmente han aparecido humanos que han llegado al plano de la Sobremente (fundadores de grandes religiones algunos), donde se toca una Verdad pero que es parcial y limitada. El trabajo yóguico de Sri Aurobindo fue llegar al siguiente plano, que denominó Supramental para poder hacer aparecer ese nuevo escalón evolutivo. La Mente es una ignorancia que busca la Verdad, la Sobremente la vislumbra, solo en el plano Supramental se accede a la Verdad Única que es un conocimiento-fuerza autoexistente que se manifestará armoniosamente en nuevas formas acordes a este plano-vibración. Solo a través de su descenso se podrá alcanzar la perfección anhelada secretamente por la humanidad.

  Sintetizando, este pilar representa pues una Fuerza Ascendente y Expansiva, que bien podríamos vincular con la cualidad denominada por ellos Aspiración.


NO ES SIMPLEMENTE ELEVARSE DE LA CONCIENCIA MUNDIAL IGNORANTE ORDINARIA A LA CONSCIENCIA DIVINA, SINO LLEVAR EL PODER SUPRAMENTAL DE ESA CONSCIENCIA DIVINA A LA IGNORANCIA DE LA MENTE, LA VIDA Y EL CUERPO, TRANSFORMARLOS, MANIFESTAR LO DIVINO AQUÍ Y CREAR UNA VIDA DIVINA EN LA MATERIA.

***

TODO EL PRINCIPIO DEL YOGA INTEGRAL ES ENTREGARSE POR COMPLETO SOLO A LO DIVINO Y A NADA MÁS, Y HACER DESCENDER EN NOSOTROS MEDIANTE LA UNIÓN CON LA MADRE DIVINA TODA LA LUZ TRASCENDENTE, EL PODER, LA AMPLITUD, LA PAZ, LA PUREZA, LA CONSCIENCIA DE LA VERDAD Y ANANDA DE LO DIVINO SUPRAMENTAL.

SRI AUROBINDO
 


• El segundo pilar del Yoga de Sri Aurobindo y La Madre y que lo diferencia del resto es que añade una nueva relación con lo Divino, en una experiencia más completa uniendo y armonizando justamente los dos extremos aparentes de la existencia, el Espíritu y la Materia.
  Los desarrollos yóguicos y espirituales previos son (o eran, pues algunos ya han comprendido esto y están cambiando su mensaje para perdurar o adaptarse) caminos sin retorno que se quedaban lejos de la vida (Vital) o el cuerpo (Materia) en pos de una iluminación o samadhi beatíficos en algún plano superior de Consciencia. En cambio, Sri Aurobindo no se contenta con una elevación temporal hacia el Espíritu (el Supramental más concretamente) para anclarse en el, sino que busca hacerlo descender a la vida y aún más abajo a la hasta entonces irredente Materia para transformarlas definitivamente en algo divinizado. La vida Divina en la Tierra.

Sintetizando, este pilar representa pues una Fuerza Descendente , dirigida hacia la propia Materia (y más concretamente el trabajo celular que culminó La Madre), que bien podríamos vincular con la cualidad denominada por ellos Receptividad.
 

LA EVOLUCIÓN DEL YOGA DE MADRESRIAUROBINDO

   MadreSriAurobindo es una forma cariñosa de referirse a ellos que surgió en el Ashram y que viene a remarcar la idea de que eran dos almas gemelas totalmente interconectadas en su trabajo yóguico. Eran 2 en 1, como bien expresó el propio Sri Aurobindo varias veces:


“La Madre y yo representamos el mismo Poder en dos formas.”

“La Madre y yo somos uno pero en dos cuerpos; no es necesario que ambos cuerpos hagan siempre lo mismo.“



  Fue Sri Aurobindo el que inició el camino consciente del Yoga, con sus primeras realizaciones en Alipore y las posteriores, que iría plasmando en diferentes obras como la inicial "Síntesis del Yoga". Al principio habla de un Yoga Integral, producto de esa síntesis de los Yogas clásicos pero con el tiempo y sumándose Madre al trabajo el Yoga iría evolucionando hacia el Yoga Supramental  (que plasmaría magistralmente en "La Vida Divina").

 

La Madre viene para hacer descender el supramental y es el descenso lo que hace posible su manifestación plena aquí.”



Tras desencarnar Sri Aurobindo, La Madre continuó el trabajo de anclaje final del Supramental en la Materia, en lo que a veces se denomina Yoga de las Células, y cuyo testimonio quedó plasmado en "La Agenda de Madre" de Satprem, su fiel discípulo y escriba-testigo de los últimos años yóguicos de La Madre:

 

A través de cada formación individual la substancia física progresa, y un día será capaz de establecer un puente entre la vida física como la conocemos y la vida supramental que se manifestará..”

 


ALGUNOS CONSEJOS

   Madre y Sri Aurobindo no querían una religión y avisaron de los peligros que sufre una nueva Verdad que se revela al mundo: enseguida quiere ser cubierta y fagocitada por las fuerzas conservadoras de ese momento que se alimentan de ella o la visten según sus intereses hasta que se diluye o desaparece. Ese suele ser el origen (y final) de las religiones.


  Por ello no crearon un método o disciplina para este Yoga, sino que uno tiene entre otras cosas que bucear en la lectura de la inmensa obra por ellos dejada, tanto artículos, como libros, ensayos, poemas y cartas con ashramitas practicantes del Yoga (o sadhakas) en la que prácticamente se toca todo aspecto relativo al mismo.

  No hay un único camino para todos, sino uno diferente para cada ser que se sienta llamado a seguirlo, tal es el principio de la Unidad (una única Verdad) en la Diversidad en la creación del Divino.

Mapa del ser humano y planos


   Sri Aurobindo y Madre dejan bien claro que no es un Yoga nada fácil, aunque aparentemente lo parezca.

  Para ayudar al tránsito por esta selva casi inexplorada que ambos abrieron marcaron un poco los hitos a alcanzar para no perderse en ella, basados en sus propias experiencias.
  Los enumeraremos pero sin desarrollarlos. Esta tarea tendrá que hacerla quien esté interesado en ello.

  Primero recomiendan pasar una etapa de  autodominio y autoconocimiento (muy común a otros Yogas), con la particularidad de intentar discernir cuales y como son e interrelacionan los cuerpos inferiores (físico, vital y mental) y pos supuesto dominarlos.


  Una vez pasada esta fase donde predomina la voluntad individual si la sinceridad en la apertura es suficiente se podrá empezar entonces el Yoga: El siguiente paso es la apertura hacia el Ser Psíquico y su toma de posesión de nuestro ser, que implica la rendición (transformación o disolución) del ego.

  El siguiente la Universalización, y el último la Supramentalización.


  Mas como ella conoce las fatigas de la mente y de la vida
como una madre siente y comparte las vidas de sus hijos,
insufla una parte pequeña de sí misma,
un ser no mayor que el pulgar humano,
en una oculta región del corazón
para afrontar las penas y olvidar la dicha,
para compartir el sufrimiento y soportar las heridas terrenas
y laborar en medio de la labor de las estrellas.

Éste en nosotros ríe y llora, sufre los golpes,
exulta en la victoria y lucha por la corona;
identificado con la mente, el cuerpo y la vida,
hace suya su angustia y su derrota,
sangra con el azote del Hado y pende sobre la cruz,
mas es el yo indemne e inmortal
que sostiene al actor en el escenario humano.

A través de éste nos transmite ella su gloria y sus poderes,
nos empuja hacia cumbres de sabiduría, a través de abismos de dolor,
nos da la fuerza para hacer nuestra diaria labor
y la compasión que comparte la aflicción de los demás
y la escasa fuerza que tenemos para ayudar a nuestra raza,
nosotros que debemos desempeñar el papel del universo
representándolo en una exigua forma humana
y acarrear sobre los hombros al mundo sufriente.

Éste es en nosotros la divinidad pequeña y desfigurada;
en este humano fragmento de deidad
ella aloja la grandeza del Alma en el Tiempo
para que ascienda de luz en luz, de poder en poder,
hasta que alcance una cumbre celeste, y se torne rey.
En el cuerpo débil, en su corazón un poder invencible,
se eleva vacilante, sostenido por una invisible mano,
espíritu esforzado en una forma mortal.

Sri Aurobindo
Savitri, Libro VII, Canto 5


  Para aquellas almas que inicien este camino, todas nuestras bendiciones.

Madre Sri Aurobindo

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    Nada le resulta más obscuro a la humanidad o menos accesible a su entendimiento -ya sea en cuanto al poder que la mueve o el sentido y propósito hacia el que se mueve que su propia vida comunitaria y colectiva. La sociología no nos ayuda, pues sólo nos ofrece la historia general del pasado y las condiciones externas bajo las cuales las comunidades han sobrevivido. La historia no nos enseña nada: es un confuso torrente de eventos y personalidades o un caleidoscopio de instituciones cambiantes. No alcanzamos el sentido real de todo este cambio y continuo fluir de la vida humana por los canales del Tiempo. Lo único que alcanzamos son fenómenos corrientes o recurrentes, fáciles generalizaciones, ideas parciales. Hablamos de democracia, aristocracia y autocracia, de colectivismo e individualismo, imperialismo y nacionalismo, del Estado y la comuna, de capitalismo y proletariado; avanzamos apresuradas generalizaciones y creamos sistemas absolutos que son solemnemente proclamados hoy sólo para vernos obligados a abandonarlos mañana; nos adherimos a causas y a inflamados entusiasmos cuyo triunfo se convierte en una temprana desilusión y, entonces, los abandonamos por otros, quizás por aquellos que nos habíamos molestado tanto en destruir. Durante un siglo la humanidad anhela la libertad y batalla por ella, la conquista al amargo precio de esfuerzo, lágrimas y sangre; del siglo que la disfruta sin haber luchado por ella se aparta como de una ilusión pueril y está dispuesta a renunciar a la desacreditada conquista a favor de algún nuevo bien. Y esto ocurre porque todo nuestro pensamiento y nuestra acción con respecto a nuestra vida colectiva son superficiales y empíricos; no buscan un conocimiento firme, profundo y completo, no se basan en él. La moraleja, sin embargo, no es aquí la vanidad de la vida humana, de sus ardores y entusiasmos y de los ideales que persigue, sino la necesidad de una búsqueda más sabia, vasta y paciente de su verdadera ley y propósito.

Sri Aurobindo
El ideal de la unidad humana, Cap. 1 (1915)
Sri Aurobindo

 

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