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Cooperación necesaria

Es algo que llevamos como sello de especie. La evolución nos empujó a ello pero...


  Parece que en el camino evolutivo se han ido olvidando cosas o, más bien, se ha fomentado en esta sociedad un olvido 'selectivo' de lo que es primordial para continuar ese proceso, o, simplemente, estamos en una época de decadencia, en la llamada kali yuga de las antiguas escrituras indias, que se refleja en los acuciantes problemas de la actualidad que hay a todos los niveles y están pendientes de resolver.

 pexels soumya bhattacharjee 10147427 kali    Es posible que estemos en un momento crítico para este planeta, y es posible que sea culpa del homo ¿sapiens? ¿Podemos hacer algo para evitarlo? Desde la individualidad sería prácticamente imposible. Si el ser humano está llamado todavía a tener el control de su destino será desde la unidad, y todas las posibles aportaciones individuales que se hagan deben canalizarse para aunarlas en un nivel de agregación lo mayor posible.

 

  Ya hubo en el pasado buenos ejemplos de agregaciones, grandes imperios que casi consiguen unificar artificialmente los pueblos aunque con las serias limitaciones que tiene el lograrlo con la imposición de la fuerza, y siempre sin abarcar completamente el mundo. Pero este método de imposición del más fuerte no es válido para estos tiempos que vivimos, que son el mayor reto que ha enfrentado nunca la humanidad y a grandes retos, ya se sabe, grandes (y posiblemente nuevos) remedios. ¿Los manifestaremos? Para ello será necesario como mínimo recuperar la memoria, escoger aquellas formas de colaboración que tuvieron éxito en el pasado y como muy bien dice Sri Aurobindo en 'La síntesis del Yoga' echarlas al caldero de Medea y sacar nuevas adaptadas a las realidades presentes.

  Sin embargo, esto no solucionará las cosas. Durante miles de años, a medida que el humano crecía en consciencia desde la animalidad, ha habido momentos de crisis y soluciones a estas, revoluciones, contrarrevoluciones y contras de las contras. Figuras victoriosas avejentadas por el paso del tiempo que ya nacieron podridas en su origen. Y seguimos dando vueltas en círculos. Sólo desde otro punto de vista completamente diferente, superior al mental, se nos salvará o empujará al siguiente paso evolutivo. Sólo nos queda aspirar a que las grandes fuerzas de la Verdad y la Luz, vengan por la llamada consciente de los hijos de la Tierra, que reclaman el trono de la inmortalidad al escuchar los susurros del remoto origen en su propia sangre mortal.


 SA simbolo dourado transparente

    Nada le resulta más obscuro a la humanidad o menos accesible a su entendimiento -ya sea en cuanto al poder que la mueve o el sentido y propósito hacia el que se mueve que su propia vida comunitaria y colectiva. La sociología no nos ayuda, pues sólo nos ofrece la historia general del pasado y las condiciones externas bajo las cuales las comunidades han sobrevivido. La historia no nos enseña nada: es un confuso torrente de eventos y personalidades o un caleidoscopio de instituciones cambiantes. No alcanzamos el sentido real de todo este cambio y continuo fluir de la vida humana por los canales del Tiempo. Lo único que alcanzamos son fenómenos corrientes o recurrentes, fáciles generalizaciones, ideas parciales. Hablamos de democracia, aristocracia y autocracia, de colectivismo e individualismo, imperialismo y nacionalismo, del Estado y la comuna, de capitalismo y proletariado; avanzamos apresuradas generalizaciones y creamos sistemas absolutos que son solemnemente proclamados hoy sólo para vernos obligados a abandonarlos mañana; nos adherimos a causas y a inflamados entusiasmos cuyo triunfo se convierte en una temprana desilusión y, entonces, los abandonamos por otros, quizás por aquellos que nos habíamos molestado tanto en destruir. Durante un siglo la humanidad anhela la libertad y batalla por ella, la conquista al amargo precio de esfuerzo, lágrimas y sangre; del siglo que la disfruta sin haber luchado por ella se aparta como de una ilusión pueril y está dispuesta a renunciar a la desacreditada conquista a favor de algún nuevo bien. Y esto ocurre porque todo nuestro pensamiento y nuestra acción con respecto a nuestra vida colectiva son superficiales y empíricos; no buscan un conocimiento firme, profundo y completo, no se basan en él. La moraleja, sin embargo, no es aquí la vanidad de la vida humana, de sus ardores y entusiasmos y de los ideales que persigue, sino la necesidad de una búsqueda más sabia, vasta y paciente de su verdadera ley y propósito.

Sri Aurobindo
El ideal de la unidad humana, Cap. 1 (1915)
Sri Aurobindo

 

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